Esto pasa con la nieve, hemos tenido una nevada copiosa, intensa y duradera. Una semana después del temporal, los campos y los montes siguen estando blancos y las heladas contribuyen a alargar esta situación.
Mientras en los ámbitos urbanos e industriales, en las carreteras y las autopistas se percibe la nieve como un gran problema, en el campo y en el monte, en definitiva en los ámbitos no urbanos y naturales cumple con una serie de funciones positivas incluso regeneradoras y reparadoras.
No olvidemos que la sabiduría popular, arraigada en una sociedad rural de antaño que vivía en simbiosis con la naturaleza, acuñó aquella frase proverbial "Año de nieves año de bienes".
Más allá de las molestias inherentes a las nevadas, de los problemas de tráfico y de movilidad, de los resbalones... En el campo y en el monte la nieve nos beneficia a todos, no sólo a los habitantes de la zona rural.
La nieve limpia profundamente la atmósfera, arrastrando partículas y polvo en suspensión; recarga los acuíferos sin producir arrastres de materiales y regulando los flujos de agua que llegan a los ríos evitando crecidas y desbordamientos; genera reservas en los montes que amplían la capacidad de nuestros embalses... También nos regala paisajes espectaculares y zonas de ocio para niñ@s y mayores.
En el campo y en los cultivos contribuye a la eliminación de las plagas y las enfermedades de las plantas, ralentiza el crecimiento vegetativo y potencia el desarrollo radicular lo que contribuye al fortalecimiento de los tejidos de las plantas. Protege las plantas de las heladas secas que perjudican la implantación de las raíces y destruyen los tejidos de hojas y tallos...
Por eso, conviene analizar con sentido común las ventajas y los inconvenientes de los temporales de nieve, así llegaremos a la conclusión de que las molestias y los problemas son coyunturales, limitados en el tiempo. Por contra, los beneficios son estructurales y permanentes.
Además, afortunadamente y a diferencia de los países nórdicos, la nieve nos acompaña en períodos muy cortos de tiempo.
Por eso, apelamos al niñ@ que todo el mundo lleva dentro para apreciar las ventajas de una buena nevada: la sorpresa de los primeros copos, mirando desde la ventana con la nariz pegada al cristal, la ilusión de pisar la nieve virgen a primera hora de la mañana, la diversión de las bolas y los muñecos de nieve o de deslizarse por la ladera con el trineo o el saco de plástico, el disfrute del paisaje y la luz de la noche que se asimila a una aurora interminable, la calma y el silencio de la naturaleza...
Qué bueno que nieve! Qué bueno que sea sólo de vez en cuando!