Esta expresión se suele utilizar para referirse a la realización de una acción solidaria de cualquier naturaleza. Cuando una persona tiene un problema, pasa una mala racha o es incapaz de superar por sí misma un escollo de la vida, visualizamos el atasco vital que experimenta y recurrimos a la metáfora del "cable" como el asidero o la mano tendida que se le brinda para sacarle del lodazal.
Pero en nuestro ámbito rural, a veces, la metáfora adopta su literalidad y el problema también. El atasco es real, el barro lo envuelve todo y el cable o la eslinga son tangibles y verídicos y se convierten en la única posibilidad de rescatar a un conductor "entorcado".
Eso ocurrió el día de San Isidro del mes pasado, se nos pidió ayuda y echamos un cable para ayudar a un atribulado conductor y lo hicimos con la satisfacción de haber realizado la "buena acción del día" y de poner en práctica el espíritu solidario y altruista.
La moraleja: por muy enfangado que estés en un episodio de tu vida siempre hay alguien dispuesto a echarte un cable, incluso en sentido literal.
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