Durante casi dos horas hemos tenido la oportunidad de ser testigos directos del proceso de reconstrucción de esta catedral del siglo XIII y ver cómo trabajan restauradores, arqueólogos, canteros y arquitectos para devolver su esplendor al monumento.
En un recorrido de pasarelas, escaleras, rampas y elevadores, paso a paso nos han ido mostrando los secretos que las viejas piedras han escondido durante siglos.
Después de colocarnos el casco, por motivos de seguridad, hemos comenzado el recorrido en el que nos han comentando la evolución de los trabajos y los proyectos futuros, nos han explicado cuáles son los problemas arquitectónicos y su solución, y la historia de la ciudad a través de los descubrimientos arqueológicos realizados. Desde las plataformas elevadas hemos podido contemplar de cerca los enormes arcos y las inclinadas columnas.
Tras las excavaciones en el subsuelo, han visto la luz dos niveles que se están habilitando utilizando técnicas constructivas a la vieja usanza y materiales nobles como son la madera y la piedra. En el primer nivel se pueden ver la cripta y las capillas y en el segundo, los restos de las antiguas murallas.
A través de un paso estrecho hemos recorrido parte del triforio desde el que se obtiene una imagen privilegiada del interior del templo a una altura considerable.
Por una escalera de caracol, uno a uno hemos accedido al paso de ronda.
Como colofón, hemos accedido en ascensor a lo alto de la torre, desde la que se divisa Vitoria-Gasteiz en 360º y los alrededores. Dicha torre llama la atención por sus dimensiones y por estar asentada sobre el pórtico.
Normalmente, la visita termina con una proyección en el pórtico pero debido al frío y a los trabajos que se estaban realizando en ese momento, no ha sido posible.
Y así, después de desvelarnos parte de sus secretos, la catedral vieja nos despide hasta la próxima visita.
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