Los gastos de producción del girasol son bajos en relación a los cereales ya que se trata de un cultivo muy resistente que no requiere de tratamientos insecticidas ni fungicidas, por lo que su producción es muy poco impactante para el medio ambiente.
Además, al tratarse de una flor compuesta con una gran polinización, favorece la población de toda clase de insectos, especialmente himenópteros y lepidópteros (abejas, avispas, mariposas).
El momento de la recolección es cuando la cabeza y la planta se encuentran totalmente agostados con una apariencia de cultivo "quemado", que es lo que induce a pensar a mucha gente que los campos están abandonados y que sólamente se siembra por las ayudas europeas:
Máquina cosechadora en plena labor de recolección de girasol:
Momento de la descarga de las pipas de girasol al remolque para su transporte y almacenamiento previo a la elaboración de aceite:
Pipas de girasol recién cosechadas y de alta calidad:
Una vez extraída el aceite, la "torta" resultante se utiliza como complemento proteínico y graso para piensos de ganadería.