Allá por el año 2000 fuimos a visitar, invitados por el entonces alcalde de Iruña de Oca, las ruinas del monasterio de Santa Catalina y sus alrededores, situados cerca del yacimiento arqueológico de Iruña Veleia en el término concejil de Trespuentes.
El lugar tenía un encanto mágico, casi fantasmal. Detrás de una selva de zarzas y hiedras se adivinaba la silueta de un edificio en ruinas, entre las que destacaba el perfil del campanario.
Nos explicó, el bueno de Manolo Rivas que querían convertir aquel paraje en un jardín botánico.
Solo conociendo la perseverancia y el tesón del entonces alcalde, nos podíamos imaginar el resultado final y el enorme esfuerzo y la dedicación que sería necesaria para transformar aquel lugar en lo que se ha convertido hoy en día.
En el año 2003 se inauguró este proyecto para el disfrute de todos los públicos.
Doce años después de nuestra primera visita volvimos en familia, para comprobar que el Jardín botánico de Santa Catalina había pasado de ser un sueño, un proyecto en la cabeza de unos visionarios a materializarse en un lugar hermoso, que rinde homenaje al edificio que un día fue, rodeándolo de especies vegetales autóctonas y exóticas, acompañadas de la vida animal que se manifiesta en todos sus rincones: insectos, ranas y lagartijas entre otros, que disfrutan como nadie de este entorno, adornado con fuentes que forman cascadas y pequeños estanques de nenúfares.
Una visita recomendable para disfrutar de un día como el del pasado domingo.
Una visita recomendable para disfrutar de un día como el del pasado domingo.
Naturaleza por todos los rincones:
Un viejo y seco tronco de alcornoque recibe a l@s visitantes
Nenúfares en estanque
Tronco "colonizado"
¿La torre Agbar de Barcelona?
Libélula sobre nenúfar
Mariposa toman el sol
Aunque no lo parezca, en la foto hay una rana!