Ha amanecido todo cubierto de nieve pero el día está claro y despejado así que nos atrevemos a salir desde el Agroturismo Arkaia Arcaya dispuestos a pasear por el Bosque de Armentia.
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Aparcamos el coche en el pueblo de Armentia, junto a la Basílica de San Prudencio. Una de las entradas al parque se sitúa a la salida del pueblo, atravesándolo en dirección Sur.
Una vez dentro del Parque el paseo continúa hacia el Sur, hacia los Montes de Vitoria. Podremos elegir nuestro recorrido entre la red de senderos peatonales, ciclistas y para caballos que atraviesan el bosque, descansando en alguna de las áreas acondicionadas para ello. Nosotros nos decidimos por seguir el que va al Castillo de Eskibel (del castillo apenas quedan unas ruinas) siguiendo las balizas con el símbolo de una torre.
Por el camino, bien señalizado y de baja dificultad, se pueden observar diferentes especies forestales (coníferas y de hoja caduca).
Una vez alcanzada la carretera que lleva al pueblo de Eskibel, cruzamos junto al río y poco después, encontramos una represa que forma una pequeña cascada. La vegetación se transforma en un bosque de ribera.
En el camino de regreso, ya anocheciendo, se divisa a lo lejos Amboto y Gorbea, unas vistas que bien merecen una parada para su contemplación. Los sociables y confiados petirrojos nos han acompañado hasta la entrada de Armentia.
Por si queréis un poco más del información, aquí os dejo alguna cosilla que he encontrado en Internet:
Armentia
Fue el centro religioso alavés más importante de la Alta Edad Media y su templo la primera catedral del País Vasco al ser sede del obispado. Fue hasta finales del siglo XI, en una época en que las tierras del Sur se encontraban dominadas por el poder musulmán. Después la sede episcopal se trasladó a Calahorra.
Armentia fue un punto clave en las comunicaciones romanas y altomedievales. Desde la salida de Armentia, donde se conserva todavía un crucero, continuaban dos importantes caminos: el Camino de Santiago, en su descenso hacia Gometxa, y el camino romano, que pasando por la fuente de Mariturri se dirigía hacia Zuazo, y desde ahí, a Lermanda, Margarita e Iruña.
Basílica de San Prudencio
En Armentia se encuentra la Basílica de San Prudencio, edificio románico del siglo XII, primitivamente dedicado a San Andrés, y construida sobre los restos de un templo del siglo VIII. Posteriormente fue reformada en 1776 y esta reforma destruyó parte de su estructura original, aunque mantuvo su cabecera y otros elementos aislados como los restos de su portada original. Fue restaurada nuevamente en 1964. Es considerada uno de los más importantes ejemplos del arte medieval y está declarada monumento del País Vasco. En la actualidad se están llevando a cabo excavaciones arqueológicas que es posible visitar.
Edificada en planta de cruz latina, destacan sus bóvedas tanto en la cabecera como en el cruce de sus brazos. En los arranques de los arcos de esta bóveda se encuentran cuatro esculturas de los evangelistas. Los capiteles del templo se decoran con temas vegetales, motivos animales y escenas de lucha entre jinetes y centauros. Su atrio presenta los restos de
su portada original que, tras su desmantelamiento, fueron incrustados en los muros de forma desordenada: el tímpano del Cordero y el de Cristo con los Apóstoles y los bajorrelieves de la Bajada de Cristo a los Infiernos y el Sepulcro de Jesús; constituyendo uno de los mejores conjuntos escultóricos del románico en el País Vasco.
En el interior de la Basílica se venera la imagen de San Prudencio, obispo de Tarazona y árbitro de paz en Osma, nacido en Armentia y patrón de los alaveses desde 1644.
El 28 de Abril se celebra su festividad con una popular romería hasta la Basílica y las campas que se extienden ante ella. El típico menú de este día consiste en caracoles y perretxikos.